Fue el día del 16 de junio 2016 cuando el plan era navegar por el fiordo Holands; el paisaje era fantástico desde el principio. Cuanto más nos adentrábamos hacia el fondo del fiordo, comenzó a haber una luz que hacía que las montañas, las nubes, los árboles, las casas, todo, se reflejase en la impávida agua como si de un espejo se tratara. Era una continua sensación de sosiego, tranquilidad, con un escenario cambiante pero siempre sereno. Ningún tipo de embarcación navegando por aquellas aguas, nada que alterase el lento paso de nuestra embarcación.

Entrando en el fiordo Holands
Después de varias horas, llegamos al destino deseado, el glaciar Svartisen, visible desde el final del fiordo. El glaciar es grandísimo, si se observa en un mapa, pero desde el agua, lo único que puede observarse es una lengua gruesa y helada que se detiene metros antes de tocar el agua.
Estuvimos allí detenidos, al menos una hora para poder disfrutar de la magnífica vista.
Los glaciares son preciosos e impresionantes. No es el primero que veía, tampoco el más grande ni el más impactante pero, de todos modos, muy bonito. Una tremenda masa de hielo agrietada que sigue montaña arriba hasta donde la vista alcanza y mucho más.
Como obsequio al interés en ver el compacto conglomerado de agua helada, la meteorología nos dio una tregua. Ya no soplaba el gélido viento ártico que nos había acompañado hasta nuestro destino y se pudo disfrutar en la cubierta al aire libre de la majestuosidad del Svartisen sin estar ateridos de frío y sin necesidad de gorros y guantes. Eso sí, las nubes tampoco quisieron perderse el espectáculo y permanecieron en sus posiciones aunque sin obstaculizar la visión.

Mapa donde se observa el Glaciar Svartisen

Una lancha, para obtener fotos del glaciar, botada desde el barco, se ve enanita
Después de la hora larga prevista, navegamos el mismo camino a la inversa. Durante bastante tiempo, diría que un par de horas o quizá más, seguí contemplando la espléndida naturaleza salpicada de pequeñas casitas aquí y allá o alguna estación del Hurtigruten: el mítico sistema de correo por mar en pequeños barcos que conecta casi todo el litoral de Noruega, más de 2.700 kms de ruta, desde Bergen hasta Kirkenes y que comenzó a funcionar en 1893. Es un servicio diario de transporte que tarda seis días y medio en llevar el correo hasta el lugar más recóndito del país nórdico, aunque ahora también transporta pasajeros y carga, pero no en sus inicios.
Poco a poco, la cubierta del barco donde navegaba, antes llena de gente disfrutando el paisaje, se fue quedando vacía. Volvió el gélido viento, lo cual hacía que asomarse a una pequeña ventana abierta para tomar alguna foto fuese bastante peor que meterse en un congelador; al menos los congeladores no traen ráfagas eólicas.
No podía quitar mis ojos de aquellas altas montañas pobladas de cientos, miles de árboles, las imposibles carreteras estrechísimas zigzagueantes, y los reflejos sobre el agua del fiordo.
Desde ahí y hasta el final del periplo no paré de enamorarme de los paisajes, siempre diferentes, a veces poblados bosques, otras tundras, cuando no inmensas rocas graníticas. Las pequeñas casas de madera de colores aisladas o pequeñísimos pueblos, la tierra de los miles de faros, en cada pequeña islita habitable o no, en cada cabo, en sitios mil. La ruta de los faros allí es casi misión imposible, hay demasiados.

Aguas como un espejo

Picos nevados y casitas cerca del agua

Estaciones portuarias en relación inversa a la inmensidad de las montañas

Inmensos bosques que arropan pequeñas casas
En cuanto abandonamos el fiordo el paisaje era cielo y mar sin ningún aditamento.
Todos los días desde el comienzo del viaje y conforme me acercaba al Círculo Polar Ártico, estaba pendiente de la hora a la que se ponía el sol y a la hora que amanecía. Cada día se estrechaba más la franja horaria entre la puesta y la salida.
Aquel día, sentada en mi cabina, miré la información del puente del barco por el canal interno de televisión, donde se reflejan todos los datos de coordenadas por donde se navega, temperatura, hora a la que el sol se pone y cuando amanece. Eran casi las 12 de la noche.
Estaba despistada, había sido un día intenso y aún tenía en mi mente toda la belleza que había entrado por mis ojos aquel día. Vi que la pantalla ponía: Puesta de sol 12.00, Amanece 12,00. Pegué un brinco y salté de la cama: ¡por favor, hoy hay posibilidades de ver el sol de medianoche! Volví rápidamente a la cubierta al aire libre, donde ahora el viento era notoriamente más fuerte que por la tarde y la temperatura había bajado sensiblemente. Seguramente debido a ese viento, no había ni una nube, ni niebla, y siiiiiiiiiiiiii , había un sol redondo, espléndido, majestuoso, que bajó hasta la línea del horizonte por un momento e inmediatamente volvió a comenzar a subir. Brillaba como en pleno día y la sensación era extraña; yo estaba nerviosa, sorprendida e incrédula.

Puesta de sol, a las 12.00

Amanece a las 12.00
Fue curioso, solo estábamos admirando aquel, para mí inédito fenómeno, menos de una docena de personas: 2 parejas haciéndose fotos mil, 3 alemanes y yo. Los alemanes también estaban entusiasmados por lo que habían contemplado. Me decían: » ¿lo viste, lo viste?». Es tan leve el momento de la transición entre la puesta de sol y el amanecer que o estás muy atento o no lo percibes.
A partir de ese momento comprendí por qué las guías turísticas recomiendan poner el reloj con la hora exacta; las guías no lo aclaran, pero la puesta de sol dura un suspiro. Deben de dar por supuesto que es algo que todo el mundo sabe, aunque obviamente no es así.
Acerca de este tema, escribía el Premio Nobel noruego, Knut Hamsun (1894) en su afamado libro de juventud, “Pan”: «La noche se acercaba de nuevo, el sol apenas se había sumergido en el mar y resucitó de nuevo, rojo, refrescado, como si hubiera ido a beber. » Podría sentirme más extraño en esas noches de lo que nadie podría creer…
La sensación la viví de manera similar a como el escritor la describe (esta cita la encontré a mi vuelta); es raro, es de madrugada y se puede leer con luz natural y por otro lado tienes una sensación de que no es hora de irte a dormir, incluso de repente, con la emoción del momento, no estaba cansada ni deseaba descansar. Fue emocionante.

El Sol de Medianoche. Foto tomada a las 00,09 a.m. 16 Junio 2016
Antes de comenzar mi viaje a Noruega, demorado en varias ocasiones por diversas razones, como si por algún arte maligno se me penalizase con la espera, pensé que el sol lo vería aproximadamente a la altura del Círculo Polar Ártico; fue un pensamiento fugaz, una intuición que se hizo realidad. Posteriormente mantuve la esperanza de repetir la vivencia, realmente me hubiese encantado, ya que iba a estar durante días en latitudes donde se puede contemplar dicho momentazo; finalmente no fue posible. Días de nubes, a veces con unos rayos de sol que se colaban entre ellas, tiempo en el que se abría la esperanza de que el Astro les ganase la batalla, se fue quedando en esperanza; otras veces niebla densa. Finalmente los días que pasé en las latitudes donde podría volver a embelesarme, la caprichosa climatología no lo permitió.
Me hubiese encantado una segunda vez, diferente cuando de antemano sabes cómo es. Ciertamente, no hubiese sido tan impresionante………….o quizás si; lo que es seguro es que lo hubiese saboreado de otra manera, calibrando los segundos.
La explicación del Sol de Medianoche es que la tierra rota sobre un eje inclinado respecto al Sol, y durante los meses de verano el Polo Norte está orientado hacia nuestra estrella. Es por esta razón que durante varias semanas el sol nunca se pone por encima del Círculo Polar Ártico. Pero, si como a mi me pasó, cada día el cielo se llena de nubes o niebla, efectivamente hay luz 24 horas, pero el impactante sol a las 12 de la noche no es visible.
Hermoso y cautivante el fenómeno de las 00,00 en una noche-día donde solo estaba el Astro Rey luciendo poderoso y un Mar en Calma. Despues vinieron 6 días de espera en el que su visibilidad quedó oculta; me sorprendió el primer día de los posibles y me dejó expectante los siguientes. De todos modos, fue una sensación que me dejó fascinada. ¡Gracias Sol por haber aparecido aquel día!
Texto y Fotos: Luisa Vázquez
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Muy buenas fotos de impresionantes paisajes!
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Muchísimas gracias.
Un saludo
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Preciosas fotos. Tambien en Finlandia en verano, el sol no puesta.
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Lo sé. He sobrevolado Finlandia y me pareció que tiene una belleza natural espectacular.
Estuve en Helsinki hace 4 años y es muy bonito.
Si quiero volver a disfrutar del sol de medianoche, seguramente la próxima vez escoja Finlandia, es una muy buena opción.
Gracias por tu comentario.
Un saludo
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Saludos y abrazo.
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Saludos.
Nos seguiremos viendo por aquí. 🙂
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y llegaste a ver Finlandia? tengo un interes especial en preguntar porque nací y crecí en una pequeña ciudad cerca de la frontera con Finlandia y considero ese lugar uno de los más bellos en el mundo, claro, hablando de paisajes naturales:) excelente post, Luisa!!! las fotos logran transmitir la magnitud de este lugar. muy muy interesante
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Estuve en Helsinki en otro viaje.
Dentro de ser una capital tiene muchísimas áreas verdes y parques con lagos mil.
Un verde espectacular, la verdad. Verde y agua, agua y verde 😁😁
Pero la vista que más me gustó fue la de sobrevolar las cercanías de Helsinki, el paisaje era de película, aún lo tengo en mi memoria.
Me alegro que te haya gustado el post. El sol de medianoche es tan espectacular que no hay palabras.
Si he logrado transmitir una parte de lo que vi, estoy super contenta. Fue una sensación……….y unos nervios por haberlo vivido. Bufffff impresionante !
Conozco alguna gente que fue solo para verlo y no lo consiguió, con lo cual yo volví encantada. 😁😁😁
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verdad que me olvide de las noches blancas – a veces dejmos de recordar que no es unicamente propio de San Petersburgo y sus alrededores. sí, las noches blancas de junio-julio son muy romanticas, y justo tiempo de apareamiento de los ruiseñores (junio) que cantan toda la noche…wow me has hecho recordar mi juventud 🙂
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¡No me puedo creer que las hubieras olvidado !!! Si son preciosas !!!
Ya ves, fui hasta alli para ver eso y tu las pasaste al trastero de tu memoria . 🙃🙃
Menos mal que estaba yo aquí para recordártelas 😁😁😁
😘😘
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jjaja sí!!! ya sabes, tu lo eres 🙂
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¡Qué maravilla, Luisa! Aprende una todos los días. Yo había escuchado del sol de medianoche, pero no sabía que se pone y vuelve a salir. Gracias por compartir tu experiencias y estos paisajes preciosos, que yo desde mi Caribe caluroso, jamás pude apreciar. Quién sabe si luego pueda, pero por si acaso, me gozo contigo de esta maravilla de la naturaleza. Una preciosidad. Abrazos, gallega.
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Encantada de que te haya gustado la entrada y mi experiencia.
Al menos, cuando vayas ya sabes cómo es; yo no lo sabía cuando fui, sino hubiese estado más preparada y hubiese hecho un video.
Lamentablemente no hubo repetición, así que……………a lo mejor tengo que volver, jajaja.
Bicos
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Buena excusa para volver. 😉
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Tienes toda la razón 🙂
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Es un placer volver a leer tus relatos. Realmente describes unas maravillosas sensaciones. Bienvenida
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¡Bien hallado !
Describo lo que sentí y sinceramente fue muy bonito.
Me alegra leerte.
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Una belleza de post, por lo que trasmite a través de las imágenes y de las descritas sensaciones. Afortunada tú.
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Me alegra mucho que te haya gustado.
Lo disfruté muchísimo, era una sensación nueva, extraña y con un halo de magia para mi.
Saludiños
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Son sensaciones y momentos que permanecerán siempre, un tatuaje a los sentidos.
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Tienes toda la razón y yo estoy feliz de que permanezcan. 🙂
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