Muxía, ayer cercano y hoy. (I) Costa da Morte

Aquí vuelvo; espero esta vez con un poco de regularidad y no con la anarquía a la que los avatares de la vida me imponen.

También deciros que os echaba de menos, tanto leer a los blogueros que sigo, como a las interacciones con muchos de vosotros.

De paso, gracias a los que os habéis hecho seguidores de mi blog aunque no estaba funcionando. Gracias mil, de corazón, espero no defraudaros.

Hoy quería compartir con vosotros una parte de mis estancias en Muxía, el objeto de esta entrada.

En los últimos años mis visitas anuales a la pequeña villa se han convertido en algo que debo hacer si o sí. Ni me di cuenta que se ha convertido en algo dulcemente adictivo, ya que esa villa marinera me provoca un bienestar con el que vuelvo a casa renovada y con la sensación de haber estado en mi segunda casa.

Disfruté allí el puente de la semana pasada, y fue magnífico. Hizo un día de sol espectacular, sábado 22;  disfruté de una playa fantástica y chapuzones en Nemiña; arenal prácticamente desierto, de arena finísima y agua cristalina, un lujo. Al contrario, el día 23 amaneció con neblina pero buena temperatura que se prestó para largos paseos recorriendo sus calles donde se mezclan sus preciosas casas de piedra con otras pintadas en colores vivos.

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La fabulosa playa de Nemiña

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Espléndido arenal prácticamente solitario

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Arena finísima y aguas cristalinas

Dicen que a los marineros les gusta distinguir desde el mar su casa, por eso las pintan de llamativos colores. La armonía de la tradicional casa de piedra granítica y las de colores resulta encantadora. Además, sus habitantes y visitantes mantienen la villa impecablemente limpia. Pocas cosas hay que reprochar en ese sentido a los muxians, todo lo contrario, felicitarlos por ese amor a su pueblo que se observa casi impecable cuando caminas haciendo cualquier recorrido: por el centro, los paseos hacia las playas, hacia el mirador de “A Ferida”, el santuario de A Barca, o el mirador de “O Corpiño”.

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Casitas de piedra y galería y casas de llamativos colores: Costa da Morte

IMG_13.Muxia.Camino a ferida.

Camino al mirador de «A Ferida» (La Herida) que conmemora la tragedia del Prestige

¿Quién imaginaba cuando el tremendo desastre del hundimiento del buque petrolero Prestige que derramó toneladas de petróleo por todo el litoral que Muxía se revolvería y pondría manos a la obra para convertirse en un lugar que resurge de su peor pesadilla de petróleo y remonta el vuelo para convertirse en un lugar imprescindible que visitar?.

Nadie hoy relacionaría las impactantes imágenes que tanto nos conmocionaron en el año 2002 hasta el punto de llorar, con la belleza ya recuperada de esta privilegiada población.

No olvidamos que se desató una solidaridad espontánea que generó una legión de voluntarios dispuestos a la ingente faena de limpiar aquella densa masa negra de todas las playas,  rocas, costa, hasta llegar a remitir a su origen la naturaleza sacudida por la terrible devastación que fue la maldita marea negra del petrolero Prestige.

Los que recordamos la terrible tragedia, viendo la nueva Muxía resucitada con más esplendor del que antes tenía, no podemos por menos que emocionarnos y agradecer la solidaridad sin límites de personas que llegaron para ayudar. Esa solidaridad se propagó como una riada imposible de parar.

Voluntarios venidos de todas las regiones españolas e incluso extranjeros arrimaron el hombro en una tarea titánica. El comienzo de la gesta fue todavía más titánica ya que no había ni instrumental, ni ropa, botas, guantes, mascarillas, etc. que llegarían más tarde.

Todos los voluntarios fueron unos héroes, lo siguen siendo; se unieron a la gente de la pequeña población como si fuera un problema propio. Los primeros fueron todo corazón, ya que trabajaron con el corazón y sin medios. Pero les daba igual, destrozaron sus manos, sus zapatos, su ropa e incluso su alma para eliminar las toneladas de negro líquido pegado a las milenarias rocas graníticas de la costa y sus playas. Dolorosamente también quedó afectada y muerta la pesca y gran parte de aves.

El coraje de unas nada menos que 200.000 personas. Los primeros se adelantaron a cualquier administración. Hasta allí llegaron gentes que trabajaron de tal manera que la Muxía de hoy sería imposible sin ellos.

Los gallegos, agradecidos, los llevamos en ese lugar especial que reservamos para la gente muy querida.

A los 10 años del suceso, Isabel Coixet dirigió un documental que describe y aporta tremendas imágenes de lo que pasó en nuestro litoral y especialmente en Muxía, además de testimonios de muxianos y personas voluntarias que al final quedaron ligados a la villa para siempre, por diversos motivos. El documental es impactante pero real y emotivo a partes iguales.

Pasados ahora 15 años de la tragedia la zona recuperó su belleza natural, sus miradores, sus playas, su orografía ya limpia y su magia.

Lo que más me atrae actualmente de este pequeño pueblo de unos 6.000 habitantes de A Costa da Morte, es la mezcla de lugareños, turistas, y peregrinos. Y además, a pesar de que todo esto puede parecen muchísima gente, no lo es, al menos hasta el momento. Hay gente pero para nada está petado, es una agradable mezcolanza.

IMG_6.Muxia.Calles.

Callejeando por la hermosa Muxía

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Muxía: bajada al puerto pesquero, base de la economía local

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Muxía o la armonía de sus rincones

No hay cafeterías para autóctonos y otras para turistas y peregrinos, como pasa en tantos otros sitios. Aquí confluyen unos y otros con una cotidiana naturalidad; se oye hablar chino, alemán, inglés, al otro lado gallego, más allá español y esa atmósfera crea un magnetismo indescriptible.

En la misma calle convive un precioso hotel con encanto, un estupendo albergue de peregrinos, donde se puede dormir por 10 o 15 € y también un edificio de apartamentos. Le siguen más albergues, hoteles, casas rurales, campings, pensiones…….

Esta ambiente resulta muy atractivo. Es una villa cosmopolita, con todas las ventajas y ninguno de los inconvenientes que sería la masificación.

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Muxía: típicas casas de piedra y vistosas casas de diversos colores

IMG_12.Muxia.Ventana marinera.

Ventanas que denotan un hogar cuidado con amor

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Muxía: piedra granítica y balcones de forja, un lujo de construcción

Por otro lado, la hostelería ha sabido comprender muy bien las necesidades de sus visitantes. Se puede desayunar, comer o cenar, a cualquier hora del día. Si has decidido disfrutar de la playa hasta las 4 o 5 de la tarde, sabes que vas a tener donde comer en una terracita ideal a pesar de que llegas rebasado el horario habitual de comida con creces. Si un determinado restaurante ya ha cerrado su cocina, da igual, hay muchos otros sitios donde degustar el delicioso producto de la zona. Eso hace que puedas exprimir tus días allí al máximo.

IMG_15.Muxia.

Muxía reflejada en el agua del puerto, un día de morriña

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Peregrino tomando fotos en un soleado atardecer muxiano con la villa al fondo

IMG_14.Peregrinas.Muxia

Peregrinas en Muxía, consultando el GPS para ir a…………???

Si te estás preguntando que hacen los peregrinos fuera del circuito de peregrinaje a Santiago, te contaré que en principio muchos de ellos después de alcanzar su meta,  Santiago de Compostela, continúan hasta Fisterra, el Fin de la Tierra para los romanos, donde acostumbraban a quemar la ropa y botas que habían usado durante el peregrinaje. Ahora está prohibido esa práctica por el riesgo de incendio de montes y por el incremento de peregrinos y hogueras.

IMG_4.Muxia.Casitas de colores.

Vista parcial de Muxía al atardecer

 

¿Por qué llegar entonces hasta la marinera Muxía? Por su fama de la que se habla en el Camino, el boca a boca de los peregrinos; por su salvaje desastre llamado Prestige ya superado, por su belleza, por sus interminables playas por ahora casi desiertas, por el buen hacer de sus hosteleros y habitantes en general. Por eso, muchos caminantes siguen ruta hasta este bello rincón de nuestra costa, que recomiendo vivamente.

 

 

Texto y Fotos: Luisa Vázquez

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20 comentarios en “Muxía, ayer cercano y hoy. (I) Costa da Morte

  1. chismilin

    ¡Me he enamorado de Muxía! Qué maravilla contemplar estas fotos preciosas, inmaculadas, limpias, después de haber llorado con las del desastre del Prestige.
    Tengo pendiente el documental de Isabel Coixet!
    ¡Gracias por la recomendación!

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  2. Pingback: El 3er.accidente más caro de la historia: hundimiento del petrolero Prestige | Si, Soy Gallego

  3. icástico

    Cuantas sensaciones, Luisa, incluida la desaparición de Periko (no le seguía pero he leído muchas entradas de condolencia) Me encantó el documental (Reixa era compañero mio de clase, aún hace un año que cenamos la promoción). Por cierto, Mel estará por aquí (Betanzos) el 18, 19 y 20 de este mes (sale desde el aeropuerto de A Coruña, creo) Si te apetece podemos hacer por coincidir. Saludos

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    1. Si, Soy Gallega Autor

      Me estoy quedando de piedra al leer tu comentario. No sabía nada de lo de Periko. No entro mucho por aqui desde hace tiempo. Aunque nuestro contacto era mínimo , lo siento mucho.
      Efectivamente Mel estará por aqui y no sé muy bien cuales son sus planes ya que el tiempo del que dispone es escaso. Ya se lo dije , se va a comer España a unos bocados tan grandes que se le va a atragantar. Jaja, que locura.
      Dependiendo de ella y sus planes, intentaremos coincidir, por mi ningún problema. Sería estupendo.
      A ver cual es el plan. Miedo me da. Jaja.
      Un saludo

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  4. Pingback: Historia teatralizada del Castillo de Vimianzo | Si, Soy Gallego

    1. Si, Soy Gallega Autor

      Es un lugar que invita al relax, a perderte entre sus playas, sus caminos de piedra, sus miradores, sus alrededores.
      Y voy y cada vez que voy pienso que tengo que volver, que se me han quedado cosas por ver, por disfrutar.
      Eso debe ser algo parecido a una adicción o quizá a un amor.
      Cuando vengas, deberías incluir Muxía en tu visita. Y ya no querrás irte. 🙂
      Besos, corazón. Me encanta volver a leerte.

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      1. Si, Soy Gallega Autor

        Presiento que traes la agenda muy apretada.
        Bueno, ya irás viendo e irás comentando.
        Siempre digo que hay que viajar despacio y empaparse de los lugares, de las atmósferas y de las costumbres de sus moradores.
        Ya veremos como llevas el frenesí que presiento en este viaje tuyo. 🙂

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